Edad, capacidades y talento
Creo firmemente que para aprender a tocar el violín no hay edad. Las únicas condiciones indispensable son tener ganas e ilusión y ser consciente de que requiere constancia y estudio regular. Sin esto último, no hay avance ninguno por más entusiasmo que yo ponga o más ilusión que tenga el alumno.
Me he encontrado muchas veces con adultos que creen difícil comenzar a una determinada edad y con padres de niños que piensan que porque sus hijos sean pequeños, van a aprender más rápidamente.
Para mi es una idea equivocada y desgraciadamente muy extendida.
Puedo decir en base a mi experiencia, que no creo en un diferente ritmo de aprendizaje entre niños y adultos, creo simplemente en diferencias naturales entre personas, independientemente de su edad.
Y esto me lleva a otro tema: las cualidades o facilidad para la música en general y el instrumento en concreto.
Dejando aparte a los genios de la historia de la música, no se puede catalogar a las personas en "negados" o "talentosos". Las capacidades y talentos varían de una persona a otra.
Voy a definir lo que para mi es cada una de estas cualidades:
- Capacidad musical: facilidad para escuchar la correcta afinación de las notas, capacidad rítmica (pulso regular, comprensión de los diferentes compases y figuras)
- Capacidad corporal: facilidad para la correcta postura del cuerpo, que incluye equilibrio y posición de mano y dedos tanto en el arco como en el violín.
- Talento: este tema es más espinoso porque no es objetivamente evaluable. ¿Quien tiene talento y quien no?, ¿como se mide?. Cuando asisto a un concierto, yo lo mido con mis propias reacciones físico- emocionales (piel de gallina, cuerpo en tensión espectante, lágrimas u otras sensaciones- emociones). Para mi eso es el talento, lograr transmitir y contar una historia desde el corazón. Hay quien tiene más capacidad de transmisión y quien tiene menos, pero eso también se trabaja, se enseña y se aprende.
Lo que busco en mis clases
1- Correcta técnica desde el comienzo, para que cuando pasen unos años el alumno no se sienta bloquedao y que no puede enfrentarse a partituras más complicadas por haber adquirido "vicios" técnicos que le impiden avanzar.
2- Esa técnica siempre debe estar al servicio de la música. No se aprende violín para saber mover los dedos encima de un instrumento, se aprende para lograr disfrutar con la música que se interpreta.
3- Búsqueda de uno mismo en la disciplina y la organización del estudio. Yo no impongo la cantidad de tiempo o dias que el alumno tiene que estudiar ni creo en la coacción. Marco pautas, enseño a estudiar y doy claves para que la propia persona se haga responsable de su estudio. El objetivo es que el reto sea consigo mismo y no con la profesora. En el caso de los niños, es necesaria la ayuda de los padres para inducir ese hábito. Cuando se adquiere disciplina, no sólo ayuda para tocar mejor el violín, sinó que se va transmitiendo a otros ámbitos de la vida, nos hace personas más organizadas y responsables.
4- Búsqueda de uno mismo en la autoexpresión. Esto implica una busqueda emocional e intelectual en la que yo soy sólo un impulso externo para que el alumno vaya hallando poco a poco lo que quiere contar y cómo lo quiere contar. Las partituras son historias escritas con notas, historias de las que se pueden hacer muchas versiones e interpretarlas de muchas maneras. Hay que lograr jugar intelectual y emocionalmente con la música.
5- Diálogo e intercambio. El alumno aprende de mi y yo aprendo del alumno. Las clases son bidireccionales.